


Comprender el delirio: causas, síntomas y opciones de tratamiento
El delirio es una alteración grave de la conciencia, la atención y la percepción que se desarrolla en un corto período de tiempo (normalmente en horas o días) y es causada por una variedad de factores físicos o psicológicos. A menudo se observa en pacientes hospitalizados, especialmente aquellos que son ancianos o tienen enfermedades crónicas. El delirio puede causar confusión, desorientación, pérdida de memoria, dificultad con la concentración y la atención, y cambios en el estado de ánimo y el comportamiento. También puede provocar una disminución del nivel de conciencia, alucinaciones y convulsiones. Las causas del delirio son variadas y pueden incluir: Infecciones como neumonía o infecciones del tracto urinario. Efectos secundarios o abstinencia de medicamentos. Intoxicación o abstinencia de alcohol o drogas. Cirugía u otros procedimientos médicos. Enfermedades crónicas como demencia, enfermedad de Parkinson o insuficiencia cardíaca... Deshidratación o desequilibrios electrolíticos... Alteraciones del sueño o falta de sueño... Factores psicológicos como estrés, ansiedad o depresión... El diagnóstico de delirio se basa en una combinación de evaluación clínica y pruebas de laboratorio. El Método de Evaluación de la Confusión (CAM) es una herramienta ampliamente utilizada para evaluar el delirio. Implica una serie de preguntas que se hacen al paciente y a sus cuidadores para evaluar su nivel de conciencia, atención y percepción. El tratamiento del delirio depende de la causa subyacente y puede incluir: Abordar cualquier infección subyacente u otras afecciones médicas. Ajustar los medicamentos que puedan estar contribuyendo al delirio... Proporcionar atención de apoyo, como líquidos, nutrición y descanso... Manejar factores psicológicos como el estrés o la depresión... En casos graves, se pueden usar medicamentos para sedar al paciente y controlar sus síntomas. Sin embargo, esto debe hacerse con precaución ya que puede tener efectos negativos en la función cognitiva del paciente y aumentar el riesgo de caídas y otras complicaciones. La prevención es clave para reducir el riesgo de delirio. Esto incluye:
Garantizar que los pacientes estén bien hidratados y reciban una nutrición adecuada
Fomentar la movilización temprana y la actividad física
Controlar el dolor y otras molestias
Minimizar los medicamentos y evitar aquellos que puedan ser dañinos
Proporcionar un ambiente tranquilo y confortable
Involucrar a los familiares y cuidadores en el cuidado del paciente
La detección temprana y el tratamiento del delirio pueden mejorar los resultados para los pacientes. Es importante reconocer los signos y síntomas del delirio y buscar atención médica si persisten o empeoran con el tiempo.



