The Deadly Caltrap: la mejor defensa de una fortificación medieval y renacentista
Caltrap es un tipo de trampa que se utilizaba en la Edad Media y el Renacimiento para proteger castillos y otras fortificaciones. Era un dispositivo hecho de metal o piedra diseñado para caer o balancearse sobre un atacante que intentaba trepar un muro o romper una puerta. La trampa para abejorros generalmente se colocaba encima de una pared o puerta y se activaba mediante un mecanismo como una palanca o una placa de presión. Cuando un atacante pisaba el gatillo, el caltrap caía o se balanceaba hacia abajo, aplastándolos o empalándolos. Los caltraps se usaban para defenderse contra atacantes humanos y animales, y eran particularmente efectivos contra máquinas de asedio como arietes y catapultas. También se usaban para proteger contra el combate cuerpo a cuerpo, ya que podían colocarse en lugares estratégicos para disuadir a los atacantes o causar bajas. Algunos tipos comunes de trampas para abejorros incluyen:
1. Trampas con púas: estaban hechas de púas de metal diseñadas para empalar a cualquiera que activara la trampa.
2. Trampas de caída: estaban hechas de piedras pesadas o placas de metal que estaban suspendidas de un punto de pivote. Cuando se activa, la trampa que cae aplastaría a cualquiera que esté debajo.
3. Trampas oscilantes: estaban hechas de un brazo pesado de metal o madera que estaba sujeto a un punto de pivote. Cuando se activaba, la trampa oscilante golpearía a cualquiera que se acercara a ella con gran fuerza.
4. Trampas rodantes: estaban hechas de un cilindro pesado de metal o piedra que se colocaba encima de una pared o puerta. Cuando se activaba, la trampa rodante rodaba hacia cualquiera que intentara trepar por ella. Las trampas de cal se usaron ampliamente en las fortificaciones medievales y renacentistas, y fueron particularmente efectivas contra los atacantes que intentaron romper muros o puertas usando máquinas de asedio. Sin embargo, también eran peligrosos para los defensores, ya que podían ser activados accidental o intencionadamente por fuerzas amigas. Como tal, las trampas para abejorros a menudo se colocaban en lugares estratégicos donde serían más efectivas, pero también donde representarían el menor riesgo para los defensores.